El J-35A es un gran avance para China, demuestra que ya no dependen totalmente de Occidente.
Aunque no impresionó a Estados Unidos, sigue siendo un caza de última generación muy respetable.
Cada nuevo prototipo chino obliga a Washington a prestar atención a la evolución tecnológica en Asia.
El J-35A puede que aún no esté al nivel del F-35, pero en pocos años podría sorprender a todos.
No se trata de impresionar, sino de mostrar que China ya juega en la liga de los cazas furtivos.
Estados Unidos no se impresionó porque el J-35A todavía carece de pruebas de combate reales.
Mucha propaganda, pero sin motores propios potentes no puede compararse al F-35.
En exhibiciones todo parece espectacular, pero en guerra real es donde se mide la diferencia.
El J-35A aún está lejos de los estándares de aviónica y sigilo del F-22 o F-35.
Para Estados Unidos sigue siendo un prototipo más, no una amenaza real.
El J-35A puede no ser perfecto, pero forma parte de los aviones de guerra que marcan la nueva era de Asia.
Comparado con otros aviones de guerra, el J-35A todavía tiene camino por recorrer frente al F-35.
La evolución de los aviones de guerra chinos es impresionante en tan poco tiempo.
Los aviones de guerra siempre han sido piezas de propaganda y el J-35A no es la excepción.
Estados Unidos y China saben que los aviones de guerra son más que máquinas, son símbolos de poder.
Lo importante no es impresionar a Estados Unidos, sino cómo se integrará el J-35A en la estrategia de China.
Cada potencia siempre subestima a sus rivales públicamente, pero en secreto estudian cada detalle.
El J-35A refleja la carrera tecnológica que definirá el poder aéreo en los próximos 20 años.
Ningún avión es perfecto, la clave está en cómo se utiliza dentro de un sistema de guerra completo.
La exhibición fue más un mensaje político que una demostración militar definitiva.